domingo, 20 de septiembre de 2009

Las Ventajas de ser socialista

Cuando un partido político, supuestamente progresista, manda al paro a más de 4 millones de españoles, se dice que la culpa es de la coyuntura económica internacional, y que poco o nada puede hacer el gobierno (da igual que Estados Unidos, Francia o Alemania ya se estén recuperando). Dar cheques de 400 euros para al cabo de un año quitarlos, lo llaman hacer política social. Gastarse el dinero público en levantar aceras sin ser criticado en lugar de solucionar la crisis económica y crear empleo de calidad, es invertir y progresar. Hacer una política desmesurada de gasto público que ha servido para muy poco, y subir los impuestos en 15.000 millones de euros, es supuestamente ser solidario.

Poder decir una cosa, hacer otra, y luego vender una tercera que nada tiene que ver con lo que has dicho o con lo que has hecho, es una virtud que sólo los socialistas poseen. Sin embargo, ser popular no tiene las mismas prerrogativas. Por un lado, te atribuyen lo que no dices. Si dices que hay crisis no eres patriota. Si lanzas una propuesta, eres un oportunista. Si dices que aumentará el paro, eres muy negativo.

Además, ser socialista tiene muchas más ventajas. Mientras que el país se hunde, tú celebras la Festa de la Rosa. Si un ayuntamiento no te gusta, buscas un concejal tránsfuga y lo cambias. Cuando la presión social te pone contra las cuerdas, persigues a la oposición mediáticamente con juicios paralelos como en el caso de Valencia con Camps. Que un alcalde te parece demasiado mayor, lo jubilas a mitad de la legislatura (a caso Padilla no sabía que cumpliría 65 años cuando se presentó a alcalde en el 2007) y pones a otro para promocionarlo aupado por los medios de comunicación municipales… ¿verdad, Sr. Sau?

No obstante, otra de las mayores virtudes de ser socialista es tener presuntamente ventajas para “trepar” en la carrera profesional como funcionario público, o eso al menos, cree mucha gente. Hoy día, demasiados ciudadanos anónimos (por miedo a represalias) ponen en tela de juicio que mediante un decreto de alcaldía se pueda ascender a una persona de categoría (incluso reiteradas veces) sin que se convoque la correspondiente oposición abierta para que puedan concurrir a la plaza todos aquellos que estén capacitados en igualdad de condiciones. Que a esa persona que se pone a dedo (sin dudar de su capacidad y valía) tenga un proceso distinto de ascenso que los demás, que por medio de una oposición y exámenes muy duros ganan la plaza. Es como ir por una autopista de pago, donde unos coches pagan peaje y otros pasan gratis. ¿Es justo? ¿Es lógico mantener ese sistema hoy en día? Y sobretodo, salta la chispa y se generan suspicacias cuando esos que “suben” a dedo son de determinado partido político…siempre del mismo claro.

Cada mañana, miles de españoles al levantarse se les aparece la imagen de un demonio y de un ángel (como en la películas). El demonio malo que se parece a Zapatero les dice: “no te preocupes si no tienes empleo, el Estado paga… sigue durmiendo”. Mientras que el angelito bueno con la barba de Mariano les dice: “preocúpate, debes trabajar, esforzarte y ser constante, por tanto…levántate”. Y aquí el demonio rojo juega con ventaja, ya que es más fácil recibir un falso regalo, que impulsar a una persona para que se base en la cultura del esfuerzo y del mérito como vía real para salir de la crisis.