lunes, 25 de enero de 2010

Radares para prevenir o recaudar

Los radares de tráfico se han convertido en una excelente caja registradora para la Administración. Algunas de nuestras principales vías de acceso a Barcelona, como la C-31 y la C-32 que recorren Castelldefels, son auténticos campos minados de estos artefactos estratégicamente colocados a lo largo del trayecto, con el ánimo, más que aparente, de sancionar y recibir más ingresos de los ya exprimidos ciudadanos.
Mientras que en otros países como en la vecina Francia, los radares están perfectamente señalizados y bien visibles para que los conductores reduzcan la velocidad antes de llegar al radar, aquí en España los escondemos detrás de paneles luminosos o en los lugares más insospechados, provocando frenazos de última hora que a la postre también generan más accidentes. Parece claro que el fin que se persigue en Francia con los radares es la concienciación del conductor sobre el exceso de velocidad y por tanto, la necesidad de reducir la velocidad, mientras que en Cataluña y en España lo que buscamos no es sólo limitar la velocidad, sino además recaudar más dinero a base de multas con el pretexto de que lo hacemos para evitar accidentes.
Las Administraciones deben velar por supuesto para reducir los accidentes de tráfico, pero sólo con radares o bien mejorando los arcenes, la señalización y la iluminación de muchos tramos, eliminando los puntos negros, mejorando el pavimento, pintando adecuadamente las vías, y un largo etcétera… La respuesta es muy clara. Es más barato poner un radar (y además se amortiza muy rápido con las multas) que acondicionar una carretera y hacer inversión.
Sabiendo que la mayoría de los accidentes no suceden en las autovías ni en las autopistas, ¿cómo es que los radares se centran principalmente en este tipo de carreteras, en lugar de ponerlos en las vías con más accidentes, es decir, en la red secundaria de carreteras? La respuesta es obvia, lo que interesa es multar y recaudar.
Con casi 4 millones y medio de parados que tenemos en el país, no podría el gobierno de Zapatero, hacer un plan integral para mejorar la red de carreteras, mejorando autovías y autopistas, y centrándose especialmente en la olvidada red secundaria de carreteras, que a la vez daría empleo a miles de ciudadanos que están en el paro.
Lamentablemente, lo que el sentido común nos dice a todos, parece no tener cabida en los pensamientos de unos gobernantes, que brillan por su escasez de ideas, tanto o más que el flash de un radar.

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